El volador azul-rojo regresa: "Superman" lucha heroicamente por el cine del cómic.

El género de superhéroes está en crisis. «Por fin», suspirarían algunos. Durante más de 20 años, estos héroes sobrenaturales, con sus ajustados monos, han dominado el cine convencional. Con sofisticadas coreografías de franquicias con secuelas, precuelas, spin-offs, remakes y relanzamientos, los estudios de Hollywood han generado un éxito de taquilla tras otro.
No solo hicieron una película, sino que crearon "universos cinematográficos" cuyo desarrollo se planeó durante décadas. Las vertiginosas ganancias multimillonarias y los presupuestos desorbitados agotaron los recursos financieros de los inversores, que prefirieron invertir su dinero en una adaptación segura de un cómic antes que en una arriesgada película independiente.
Casi un cuarto de siglo después de "Spider-Man" de Sam Raimi, que desencadenó el auge en 2002, la industria ahora afirma que el público sufre de fatiga de superhéroes. Películas como "Capitán América: Un Mundo Feliz" (2025) y "Thunderbolts*" (2025) no cumplieron con las expectativas comerciales. Ahora, se espera que "Superman" salve no solo al mundo, sino también al género en crisis.
Superman, nada menos. Las adaptaciones de Zack Snyder de "El Hombre de Acero" (2013) y "Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia" (2016) contribuyeron significativamente a la sobresaturación del género. El personaje, al que Henry Cavill dotó de un total de dos variaciones de expresión facial (fruncir el ceño/no fruncir el ceño), era un héroe completamente convencional que solo servía para iniciar extensas batallas de metraje digital.
En comparación con las tres películas de Batman de Christopher Nolan, que hicieron historia en el cine con antagonistas icónicos y un subtexto inteligente, las adaptaciones de Superman de Snyder claramente se quedaron estancadas con poses machistas estúpidas e interminables escenas de batalla.

Trabajando juntos: El trío de periodistas Lois Lane (Rachel Brosnahan, de izquierda a derecha), Jimmy Olsen (Skyler Gisondo) y Clark "Superman" Kent (David Corenswet) en la redacción del "Daily Planet". Una escena de la nueva adaptación del cómic "Superman".
Fuente: Warner Bros.
Ahora, el codirector de DC Studios, James Gunn, ha tomado cartas en el asunto y espera crear, sospechamos, un nuevo universo con el relanzamiento de Superman. Para lograrlo, Gunn, quien aportó un toque de humor al imperio de DC, tan serio como el director de "Guardianes de la Galaxia" (2014), primero envía a su Superman (David Corenswet) a un aterrizaje forzoso.
La película tiene menos de tres minutos cuando el maltrecho héroe se estrella contra el hielo ártico. Arañazos faciales, moretones, costillas rotas, daño hepático: el superhéroe, que acaba de perder su primera pelea, no luce bien. A medida que avanza la película, caerá al suelo muchas veces, temiendo por su vida. La omnipotencia, esencia de todo superhéroe, se cuestiona constantemente. Esta vulnerabilidad forma parte de un concepto de humanización que Gunn persigue con asombrosa constancia.
El antagonista que pone a Superman en su lugar se hace llamar Lex Luthor (Nicholas Hoult). El astuto empresario quiere apoderarse del monopolio y el poder mundial del protector con su empresa "Planet Watch". El villano visionario, que no solo gobierna un imperio secreto de alta tecnología, sino que también manipula la opinión pública a través de las redes sociales, parece ser el alma gemela de Elon Musk en su afán por el poder tecnológico. Los inmigrantes intergalácticos como Superman le resultan horrorosos.
Luthor hace todo lo posible para desacreditarlo públicamente y destruirlo físicamente. Un campamento militar contiene un portal que conduce a un supuesto universo de bolsillo, donde los oponentes políticos son encarcelados en gigantescas celdas de cristal. Luthor también hace causa común con un régimen autocrático que pretende invadir un país vecino rico en recursos.
Ciertamente no faltan referencias históricas en este “Superman”, pero la historia, que galopa de una secuencia de lucha a la siguiente, no parece tener mucho sentido.
La historia de amor entre el personaje principal y la periodista Lois Lane (Rachel Brosnahan) también parece un poco artificial, gestándose sin mayor novedad. Es evidente que Gunn está haciendo todo lo posible para traer a la pantalla un Superman con el que la gente se pueda identificar. El actor principal, David Corenswet, sin duda da vida al personaje del héroe alto, simpático e indestructible, pero aun así no consigue añadirle complejidad. Al final, tras salvar al mundo, su Superman prácticamente evoca su propia falibilidad, y que lo que importa no son los poderes de un héroe, sino su humanidad.
Es muy dudoso que estas habilidades sean suficientes para salvar un género sobresaturado.
“Superman”, dirigida por James Gunn, con David Corenswet, Rachel Brosnahan, Nicholas Hoult, 129 minutos, FSK 12
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